Está previsto que en 2024 camine sobre raíles de nuevo el que fuera considerado rey de los trenes y tren de los reyes. El célebre y lujoso Orient Express, que ha transportado a artistas, jefes de estado, escritores, monarcas en el exilio y, por supuesto, a viajeros con bolsillo desahogado de todo el planeta, volverá a circular. A la historia de este mítico tren de larga distancia inaugurado en 1883 no le falta complejidad. Después de conectar París con Viena, Venecia y Estambul, se abrió camino por todas partes, de Budapest a Bucarest pasando por Belgrado, Ámsterdam, Colonia y Sofía, entre otros destinos.
Su estilo único le convirtió en un mito que hemos visto en numerosas películas y leído en muchas novelas que forman parte del imaginario cultural del siglo XX, como Asesinato en el Orient Express, la mítica historia de Agatha Christie, o Desde Russia con amor, de Ian Fleming. Como todo gran icono, sus días de gloria vieron su fin en 1977, cuando desde la Gare de Lyon arrancó con 17 minutos de retraso el último Orient Express. Pero dentro de dos años volverá a la vida gracias a la cadena Accor a la que pertenece ahora y a Maxime d’Angeac (Mirande, 7 de septiembre de 1962), el arquitecto francés encargado de resucitar este tren. Lo ha hecho, además, a la antigua usanza, es decir, trazándolo en papel y a mano para devolver el esplendor a los viejos vagones. « Mis dibujos son precisos, con sombras y los mínimos detalles y los hago con un bolígrafo de tinta extremadamente fino. Tras el proceso manual, añado la tecnología », explica d’Angeac.